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lunes, 28 de abril de 2014

LA LLEGADA DE LA IMAGEN DE LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO A EL VERDE…TODA UNA LEYENDA

San Salvador El Verde, Pue. La imagen de la Preciosa Sangre de Cristo que se venera en el Santuario de El Verde, es visitada por miles de personas de todas partes del país a lo largo del año, sin embargo hay una concurrencia de 200 mil feligreses que la veneran tan sólo en la Semana Santa, esto por ser una imagen milagrosa, pero a tras de todo, hay una gran leyenda que sorprende a los creyentes católicos.

Al respecto, Maximino Pérez Aguilar, actual director de Cultura del Ayuntamiento y cronista del pueblo de San Salvador El Verde, en entrevista, señala: que el relato de la llegada de la imagen a esta comunidad,  ha pasado de generación a generación de manera oral, y no hay ningún testimonio escrito de  su origen en los libros parroquiales, pero sucedió hace muchos años.
Unos dicen que en el último tercio del siglo XVI, otros que al inicio del XVII, pero fue muy largo su peregrinar antes de llegar aquí, pues se dice que llegó primero la imagen de la preciosa sangre de Cristo  a la comunidad de la Preciosita, junta auxiliar del municipio de Tlahuapan, sin embargo se desconoce la razón del porque no quedo en ese lugar.
Posteriormente llegaría a la población de San Martín Tlauhtzinteco, hoy Texmelucan, la imagen que era transportada en una gran caja a cuestas por una mulita. Ésta, con su valioso cargamento se metió en San Martín al atrio del Convento de Santa María Magdalena que iniciaba su construcción, pero ahí,  el sacristán o guardián del templo, al pensar que el dueño de la mulita descuidadamente la había dejado libre, la corrió a palos, ya que se consideraba tanto como un sacrilegio que un animal pisara un lugar sagrado.
Maximino Pérez Aguilar, narra que la mulita, sin rumbo fijo continuó su largo peregrinar tomando camino para San Salvador Tetzmelucan, hoy El Verde, pero antes de llegar a esta población, se detuvo en la comunidad de San Gregorio Aztotoacan, ahí, según cuenta la leyenda, extenuada y sedienta, con su pezuña, al remover unas rocas hizo brotar un enorme manantial, donde sacio su sed y continuó su camino para llegar a San Salvador El Verde.
Al llegar, se metió al atrio de la parroquia y se disponía a descansar, cuando el sacristán al igual que el otro, se escandalizó y decidió sacarla, sin embargo, pudo más la curiosidad que el deber, pues al ver que el animal traía unas llaves atadas al pescuezo, abrió la caja y con sorpresa se dio cuenta de su contenido, era la imagen del Señor de la Preciosa Sangre de Cristo, asombrado y sin poder dar crédito de lo que sus ojos veían notificó de inmediato al sacerdote sobre el acontecimiento.
El sacerdote al llegar al atrio, inspeccionó la caja dándose cuenta que era cierto lo que se le había dicho, una vez repuesto de la impresión y después de pedir perdón a Dios por su incredulidad, ordenó al sacristán que llamara al pueblo echando las campanas a vuelo. Pero  la mulita al cumplir su tarea, libre de su carga, se metió al lugar que era el panteón, ahí se echo y murió, pero los fieles al notar esto, en señal de gratitud, le dieron sepultura en el mismo sitio.
Poco después, en el mismo sitio que se sepultara la mulita, nació un arbusto conocido como hiedra, mismo que aunque tiene más de cuatro siglos, perdura y ofrece unas flores muy bellas, a pesar de que gente sin escrúpulos varias veces a intentado terminar con él, quemándolo o derribándolo, pero este arbusto permanece y se regenera por si mismo.
Maximino Pérez Aguilar enfatizó que la comunidad religiosa de San Martín al enterarse de lo ocurrido, reclamó la preciada imagen, alegando que les pertenecía y que era de ellos, puesto que ahí había pasado primero, la gente de San Salvador fue convencida y con resignación aceptó que vinieran por ella, de inmediato se organizó una peregrinación para llevarse la imagen a Texmelucan, solo que  quienes  cargaban al intentar salir de la población era tan enorme el peso de la imagen que no había poder humano que pudiera con ella, creyendo que era señal de fatiga, eran reemplazados los que cargaban por hombres más fuertes y sin embargo, ni un paso lograban avanzar.
Curiosamente al retroceder, el peso se aligeraba tanto que decían que incluso un solo niño podría trasportarla, pero muchos intentos hicieron, pero en todos fracasaron. Al no poder lograr su objetivo, decidieron regresarla al lugar que la preciada imagen había elegido para su Santuario, esta fue la razón  para que el testimonio del convento de Santa María Magdalena quedara al pie del Señor con una bellísima imagen de La Virgen María Magdalena y así El Señor de La Preciosa Sangre de Cristo volvió al lugar en el que se le había aceptado sin reservas...a la Villa de San Salvador El Verde...a La Esmeralda de La Montaña.

Por: Ascención Benítez Sánchez.

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