San
Salvador El Verde, Pue. La imagen de la Preciosa Sangre de
Cristo que se venera en el Santuario de El Verde, es visitada por miles de
personas de todas partes del país a lo largo del año, sin embargo hay una
concurrencia de 200 mil feligreses que la veneran tan sólo en la Semana Santa,
esto por ser una imagen milagrosa, pero a tras de todo, hay una gran leyenda
que sorprende a los creyentes católicos.
Al
respecto, Maximino Pérez Aguilar, actual director de Cultura del Ayuntamiento y
cronista del pueblo de San Salvador El Verde, en entrevista, señala: que el relato
de la llegada de la imagen a esta comunidad,
ha pasado de generación a generación de manera oral, y no hay ningún
testimonio escrito de su origen en los
libros parroquiales, pero sucedió hace muchos años.
Unos
dicen que en el último tercio del siglo XVI, otros que al inicio del XVII, pero
fue muy largo su peregrinar antes de llegar aquí, pues se dice que llegó
primero la imagen de la preciosa sangre de Cristo a la comunidad de la Preciosita, junta
auxiliar del municipio de Tlahuapan, sin embargo se desconoce la razón del
porque no quedo en ese lugar.
Posteriormente
llegaría a la población de San Martín Tlauhtzinteco, hoy Texmelucan, la imagen que
era transportada en una gran caja a cuestas por una mulita. Ésta, con su valioso
cargamento se metió en San Martín al atrio del Convento de Santa María Magdalena
que iniciaba su construcción, pero ahí,
el sacristán o guardián del templo, al pensar que el dueño de la mulita
descuidadamente la había dejado libre, la corrió a palos, ya que se consideraba
tanto como un sacrilegio que un animal pisara un lugar sagrado.
Maximino
Pérez Aguilar, narra que la mulita, sin rumbo fijo continuó su largo peregrinar
tomando camino para San Salvador Tetzmelucan, hoy El Verde, pero antes de llegar
a esta población, se detuvo en la comunidad de San Gregorio Aztotoacan, ahí,
según cuenta la leyenda, extenuada y sedienta, con su pezuña, al remover unas
rocas hizo brotar un enorme manantial, donde sacio su sed y continuó su camino
para llegar a San Salvador El Verde.
Al
llegar, se metió al atrio de la parroquia y se disponía a descansar, cuando el
sacristán al igual que el otro, se escandalizó y decidió sacarla, sin embargo,
pudo más la curiosidad que el deber, pues al ver que el animal traía unas
llaves atadas al pescuezo, abrió la caja y con sorpresa se dio cuenta de su
contenido, era la imagen del Señor de la Preciosa Sangre de Cristo, asombrado y
sin poder dar crédito de lo que sus ojos veían notificó de inmediato al sacerdote
sobre el acontecimiento.
El
sacerdote al llegar al atrio, inspeccionó la caja dándose cuenta que era cierto
lo que se le había dicho, una vez repuesto de la impresión y después de pedir
perdón a Dios por su incredulidad, ordenó al sacristán que llamara al pueblo
echando las campanas a vuelo. Pero la
mulita al cumplir su tarea, libre de su carga, se metió al lugar que era el
panteón, ahí se echo y murió, pero los fieles al notar esto, en señal de
gratitud, le dieron sepultura en el mismo sitio.
Poco
después, en el mismo sitio que se sepultara la mulita, nació un arbusto
conocido como hiedra, mismo que aunque tiene más de cuatro siglos, perdura y
ofrece unas flores muy bellas, a pesar de que gente sin escrúpulos varias veces
a intentado terminar con él, quemándolo o derribándolo, pero este arbusto
permanece y se regenera por si mismo.
Maximino
Pérez Aguilar enfatizó que la comunidad religiosa de San Martín al enterarse de
lo ocurrido, reclamó la preciada imagen, alegando que les pertenecía y que era
de ellos, puesto que ahí había pasado primero, la gente de San Salvador fue
convencida y con resignación aceptó que vinieran por ella, de inmediato se
organizó una peregrinación para llevarse la imagen a Texmelucan, solo que quienes
cargaban al intentar salir de la población era tan enorme el peso de la
imagen que no había poder humano que pudiera con ella, creyendo que era señal
de fatiga, eran reemplazados los que cargaban por hombres más fuertes y sin
embargo, ni un paso lograban avanzar.
Curiosamente
al retroceder, el peso se aligeraba tanto que decían que incluso un solo niño
podría trasportarla, pero muchos intentos hicieron, pero en todos fracasaron.
Al no poder lograr su objetivo, decidieron regresarla al lugar que la preciada
imagen había elegido para su Santuario, esta fue la razón para que el testimonio del convento de Santa
María Magdalena quedara al pie del Señor con una bellísima imagen de La Virgen
María Magdalena y así El Señor de La Preciosa Sangre de Cristo volvió al lugar
en el que se le había aceptado sin reservas...a la Villa de San Salvador El
Verde...a La Esmeralda de La Montaña.
Por: Ascención
Benítez Sánchez.
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