SABERSINFIN
Error querer que Slim sea presidente de México.
Abel Pérez Rojas
“Los multimillonarios son
lo que son
por vivir sólo para sus intereses”.
Abel Pérez Rojas
Pese a que el
multimillonario Carlos Slim Helú ha
manifestado en múltiples ocasiones que no
le interesa ser presidente de México, con el triunfo de Donald Trump, se ha reavivado, en
cierto sector de la vox populi, el deseo de que el magnate sea el próximo presidente de México.
Cada quien está en su derecho
de externar quién quiere que sea el
sustituto de Enrique Peña Nieto.
Pero, a mi parecer, en este caso se cometen una serie de olvidos, lagunas y
supuestos que vale la pena revisar para tomar conciencia de la posibilidad real
en el contexto denuestro país.
Pensar que un solo hombre,
sea quien sea, va a sacar adelante a México es una posición simplista y
reduccionista del estado de cosas. Es seguir teniendo una mirada infantil y
paternalista de la realidad.
Porque la condición actual
de cualquier nación depende de una serie de combinaciones complejas, producto
de factores históricos, culturales, económicos, políticos y legales que dejan
fuera del alcance de quien sea –así se trate de Slim- la solución de los
mismos.
Por supuesto tener a un
hombre honesto, patriota y preparado en la presidencia de la república sí es
deseable y vital, pero no es el único ingrediente de la cura, es sólo un
ladrillo de la gran construcción que se requiere, donde, sin duda el papel
protagónico del ciudadano es esencial.
Reitero: imaginar que un
hombre como Slim va a cambiar las cosas responde más a nuestra necesidad de
aferrarnos a soluciones mágicas, como en este caso podría ser el equivalente a
un caudillo o salvador que cargue con las penas y responsabilidades que en gran
medida a cada uno de nosotros nos corresponde hacer.
Quienes sueñan con que Slim,
o cualquier otro empresario de ese calibre, pudiera ocupar la presidencia
también olvidan que un país es mucho más
que una empresa.
Es un error proponer que al
igual que una empresa –la cual busca el lucro como principal fin-, sea el mejor
paradigma de cómo gobernar un país.
De alguna manera y guardando
las debidas proporciones, ya tuvimos la
triste experiencia con Vicente Fox, quien nos vendió el garlito de que como
había trabajado para la Coca Cola
podía actuar de manera diferente al resto de sus antecesores, y que haría de la
administración pública un ente eficaz y eficiente.
El resultado de ese ensayo
ya usted lo conoce: unas cosas
funcionaron, lo ingrato fue la multiplicación de la corrupción.
También yerran quienes
externan como garantía de honestidad de que un multimillonario tiene tanto
dinero que no le interesaría robar de las arcas públicas, porque la acción de
robar la reducen al hecho de meter la mano en la bolsa ajena y sacar unas
monedas que no le corresponden.
La honestidad –quienes son
partidarios de un multimillonario a la presidencia- también tendría que
analizarse a la luz de los diversos tamices de cómo se obtienen beneficios
incalculables.
Por ejemplo, los multimillonarios son expertos en
aprovechar resquicios legales e información privilegiada para hacerse cada vez
más ricos, con la ejecucion de obras y sobrepresupuestos de programas de beneficio
social o adjudicación de contratos a los "amigos".
¿Alguien
podría garantizar que un multimillonario en la presidencia no aprovecharía su
puesto para beneficiarse o beneficiar a los suyos?
Y así podríamos seguir
repasando muchos otros aspectos que evidencia la postura simplista de quien al
menos imagina de presidente a Slim, o cualquier otro multimillonario.
Lo que sí debo decir, es que
es entendible que se recurra a estas
posibilidades de la política ficción debido a la escasez de liderazgos genuinos
y honestos con apoyo popular.
Tengamos
presente todo lo anterior para no comprar, como tantas veces lo hemos hecho,
cuentas de colores y espejitos a cambio de oro.
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.